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EL HUEVO DE SERPIENTES DE LOS CELTAS

... Y mientras sus cuerpos se retorcían enroscándose en una danza hipnótica nació la magia, el origen del deseo...

Los amuletos tenían un lugar muy importante en la vida de los antiguos celtas. Uno de los amuletos más codiciado era el "huevo de serpientes". Este amuleto nacía de la danza entre varias serpientes. Plinio contaba en sus escritos que, entre primavera y principios de verano, las serpientes se enroscaban formando una especie de nido, frotando sus cuerpos entre ellas, y que con su saliva formaban una espuma que se endurecía y formaba un cristal en forma de huevo. Después, entre siseos, lanzaban ese huevo al aire. Los druidas decían que ese huevo debía ser cogido en un manto, en el aire, antes de que tocase el suelo. Entonces el afortunado debía huir rápidamente, hasta atravesar un río o lago, quedando así a salvo de las serpientes que lo perseguían. Ese huevo llegaba a ser tan grande como una manzana, con una capa cartilaginosa a cuadros. Este amuleto daba suerte en los juicios y facilitaba el acceso a los reyes. También se dice que protegía contra la mordedura de las serpientes. En Gales y las Tierras Altas de Escocia se han encontrado "piedras serpiente", llamadas "glain naidr", en túmulos funerarios.

Es fascinante pensar que detrás de un acto salvaje y espontáneo entre estos bellos animales, naciese algo tan fuertemente anclado al folklore incluso hoy en día. Afortunado aquel que tenga un "huevo de serpientes" en su poder...



 
 
 

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